Nuestro tren a Zambia salía el viernes con los billetes ya comprados regresamos de Zanzíbar el mismo día, partiríamos al mediodía en aquel tren, lucia un cuerpo desgastado y avanzaba lentamente entre la sabana africana hacia el sur, íbamos atravesando valles y tras la tibia noche en la cual no se había oído murmullo salvo el traqueteo del tren no había nada cambiado, la misma sabana nos daba los buenos días, era la misma que nos seguía desde nuestra partida habíamos dejado atrás un parque nacional por el camino sin ver un rastro de ningún animal, me venían recuerdos de grandes extensiones y de largos días en tren atravesando estepas como viví en kajastan, había cambiado la estepa por la sabana, viajar por estas tierras requería paciencia pero la India y China me instruyeron en viajes de tren , observaba con la barbilla apoyada en mis manos sobre la ventana aquella sabana que permanecía inalterable, ese oasis verde donde mi vista se disipaba , era un viaje renqueante, tranquilo, espacioso, suficiente para acogerlo, el aburrimiento de viajar días en un tren es superado solo por aquellos que aman de verdad los viajes aquellos que quieren poner su pie en la tierra con huella imperecedera . continuar
Habiamos cruzado ya la frontera de Tanzania, Zambia un oficial de inmigración se presento en nuestra cabina se sentó a compartir asiento y nos pidió el pasaporte, lo sello y se levanto primero nos sellaron la salida Tanzania, después la entrada Zambia , nos ahorramos horas y situaciones engorrosos como sucede a veces en las fronteras por tierra, los negociantes o cambistas de dinero acudían también a la cabina, todo se negociaba a la puerta de nuestra casa en el compartimento y sin movernos, el tren no se detenía y de vez en cuando iba haciendo paradas en aldeas, las mujeres vendían mercancías y ofrecian sus productos por las ventanas que los viajeros compraban, los niños se agolpaban pidiendo bolis, lápices, comida, dinero, cualquier regalo era agradecido, recuerdo esa imagen de los niños corriendo persiguiendo el tren hasta que no podian seguir su estela, despidiéndose sin bajar los brazos hasta que el tren desaparecía, las aldeas las ibamos dejando atras sobre los campos verdes, grandes extensiones de tierra que se iban a la velocidad misma en la que viajabamos, chozas de barro con techos de paja y sin electricidad dispersas en medio la sabana africana donde solo pasaba el tren dos veces a la semana, y eso era un acontecimiento, una diversión para los niños que corrian por encima los montículos de tierra, se diviertian y saltaban emocionados en un griterio corriendo como gacelas a la altura del techo,ventanilla del tren, esos niños de la sabana africana, África penetraba por mi ventana , me hacia no olvidarla, eran las voces del áfrica y el día que deje de escucharlas pensare que no estoy vivo que he regresado al mundo de los muertos, era la hora de la comida en el compartimento, arroz con carne y pollo comida vegetariana, el tren avanzaba entre la sabana y las horas pasaban despacio, el áfrica permanecía inalterable eran los paisajes y la vida de la sabana africana.
El compartimento tenia cuatro literas y una pequeña mesita, la ventana abría hasta la mitad, podíamos cerrarla y abrirla a nuestro gusto, Heber coloco un libro sobre la mesita.
No abras el libro, ni se te ocurra tocarlo, tengo las lentillas encima, dijo Heber al acostarse.
Me levante por la mañana, estaba yo sentado relajado, apenas había despertado, mire el libro y no vi nada encima, pensaba que las lentillas estarían en una caja, abrí la tapa imprudententemente.
Heber llegaba del baño, por dios exclamo ¡ has perdido mis lentillas , que te dije .
Lo siento , no sabia , pensé que …..
No sabias , te lo dije bien claro me parece a mi .
Heber había cometido el error de haber dejado las lentillas encima el libro, a la postre la ventana del tren estaba abierta y podían haber volado hacia afuera, Heber era muy cuidadoso con sus acciones fue una imprudencia para el y tubo que sentirse en parte responsable, yo me sentí muy mal, a partir de ahí todo fue un silencio sepulcral, Heber ni siquiera me levanto la voz, se guardo la rabia y no hablo una palabra mas en todo el viaje, yo verdaderamente me sentía inexcusable y le pedí perdón tantas veces como pude pero ya no tenia sus lentillas, el tren finalizo su trayecto en Kapiri Mposhi una pequeña ciudad 170 km antes de Lusaka, enlazamos el bus y después de tres horas habíamos llegado a la capital, allí descansamos un par de días, nuestro objetivo era llegar mas al sur al distrito de Livingston, concretamente a Victoria Falls, una ciudad a la orilla sur del rio Zambeze, en el extremo occidental de las Cataratas Victoria .
Cantidad de hoteles había en la ciudad de Victoria donde compartimos habitación de nuevo, claramente compartiendo gastos disfrutábamos de un hotel de mucha mejor calidad eso lo sabíamos los dos y muchos días sacamos provecho de aquello, Heber seguía sin hablar palabra alguna habían pasado dos días pero nuestra relación había enfriado, algunas tardes tocaba reunión familiar al otro lado del charco, hablábamos con las familias por Skype, Heber encontró una sorpresa en su Facebook puesto que le apareció una pareja con la que había tenido relación de joven, el destino quiso encontrarlos de nuevo, habían pasado quince anos desde aquella relación, Heber estaba en la etapa final de su vuelta al mundo y tenia intención de acabar en Sudáfrica pero las cosas se dieron de otra manera, el amor llamo a su puerta y creyó que tal vez que aquella historia de dos jóvenes inmaduros podía resurgir de nuevo, decidió ir a Nueva York y de ahi regresaría de vuelta a Argentina , visitaríamos las Cataratas Victoria nuestra ultima aventura juntos, situadas en la frontera de Zambia y Zimbabue constituyen un salto de agua del rio Zambeze, un bonito escenario para una despedida fría, pasada por agua, millones de litros cúbicos de agua se dejaban caer por un abismo, apenas al instante queda uno petrificado, se precipitan majestuosas cascadas, puedes oír el sonido del agua zumbando en tus oídos y todo esta rodeado de una naturaleza desbordable, es una de las maravillas naturales del mundo, caminando por las pasarelas el vapor de agua empapa tu cuerpo y se forman en el cielo bellos arco iris, imaginaba lo que sintió el doctor Livingston en su descubrimiento para los Europeos en 1885 , ………. los buenos momentos los habíamos compartido y los malos los habíamos dividido, así juntos superamos los baches del camino a pesar de ser uno la antítesis del otro esa frase resumía nuestro gran viaje , a Heber se le había juntado el cansancio del viaje en tren el amor y las lentillas .
Heber lavaba su ropa con jabón especial del África mas brillante y perfumada que la de lavandería, saco su pequeña plancha que llevaba en su equipaje plancho las arrugas de su camisa se vistio su pantalón vaquero, se perfumo, llamo un taxi y nos dirigimos al aeropuerto, le pedí acompañarlo para su despedida.
Si claro como no, si quieres puedes acompañarme .
Lo siento por las lentillas de nuevo Heber .
No te preocupes amigo este bien ya paso .
Bueno como no hablaste nada estos días .
Mejor permanecer callado mucho mejor que abrir la boca y luego arrepentirse uno de sus palabras .
Perdonar es una cualidad, amigo Heber, tampoco creo que haya matado a kenedi .
Jajajajja te voy a dar yo a ti Kenedi …..
Todo bien amigo , … akuna matata , saquemos una foto de despedida e inmortalicemos este momento .
Creo que la amistad perduraría por siempre y un fuerte abrazo fue la despedida de esos que se dan en el pueblo, campechano, no son fáciles las despedidas, Salí del aeropuerto y sentí un gran vacío, una vez mas tenia que seguir adelante levantarme y echar a andar de nuevo.
Recuerdo a ese Heber impoluto siempre vestido y ordenado, ese chico juicioso y con amor por la ciencia .