Mientras salíamos de Montevideo por la carretera de la costa parecía que llevaba viviendo en uruguay toda una vida puesto que conducía el coche como si estuviera en su ciudad natal y mejor aún comprendía el idioma perfectamente. Así llegamos a Punta del Este uno de los balnearios más exclusivos de América latina.
Nos hospedamos en la misma Avenida Gorlero la principal zona comercial donde se encuentras las tiendas restaurantes comercios y casinos. La habitación era demasiado austera y pequeña en relación al precio unos cien euros al cambio. Pero por la ventana mirábamos las palmeras por entre los edificios como si aquel árbol fuera la especie más exótica de la tierra.
En una de sus playas la mansa» Al Oeste» nos pegamos un baño en sus aguas calmadas y después de echarnos una buena siesta en la otra la brava «Al Este» lo que nos llamó la atención fue una escultura saliendo de la arena que eran los cinco dedos de una mano. En las lagunas cercanas practican Kitesurf wakeboard y juegan al golf en exclusivos clubes rodeados de verdes campos y chacras marítimas. Pero con la agitada vida nocturna que allí hay no le gusto tanto a Mariajose como para quedarse.