De camino a Dusambé la capital Tayikistán se extendían nuevos paisajes con amplias llanuras montañas y extensos viñedos. Al menos el conductor del taxi compartido no hacia el Ramadán ya que se detuvo a comer una deliciosa sopa de carne de puchero acompañada de unas riquísimas empanadas. Cuando llegué a la capital donde a ambos lados de una amplia avenida arborizada se establecen las tiendas, comercios, restaurantes y casas le pedí al conductor que me dejara en un hotel barato y así lo hizo. Mi habitación tenía tres camas y una vez deje la mochila inmediatamente fui a llamar a la Embajada Española en Afganistán para informar sobre mi llegada, de regreso al hotel encontré en la habitación a un jovencito y luego unas horas más tarde ya en la noche llegó un señor que se sentó en la mesita con una botella de vodka la cual se bebió como si fuera agua para caer al rato desplomado donde borracho como una cuba se paso delirando toda la noche. A la mañana siguiente lo primero que hice fue salir a buscar un mapa lo cual no fue tarea fácil y después de estudiarlo definí que mi objetivo sería atravesar todo el país por la Pamir Highway con la intención de llegar al corredor Wakhan por el lado Tayiko. A pesar de todo lo que había vivido aquel lugar seguía resonando en mi interior de manera que insistí en el propósito de alcanzarlo con el inconveniente que para llegar necesitaba el permiso correspondiente que intentaba conseguir desde mi viaje por Afganistán pero solo se obtenía en Dusambé con la policía de inmigración. Una vez realicé los trámites me dirigí al banco acreditado para pagar la tasa y fue un poco extraño el contexto porque al entrar pensé que era una tienda de horticultura ya que todo estaba cerrado con barrotes y puertas de hierro sobre las cuales colgaban flores, macetas, enredaderas y una caja fuerte adornada con tiestos y plantas, entonces me acerqué a una de las ventanillas pague la tasa y regresé a la policía de inmigración con el recibo de pago.
DUSHANBE – QALAIKHUM
A primera hora fui a la estación para esperar la salida de taxis públicos hacia QALAIKHUM. Un chico joven y un señor mayor eran mis nuevos compañeros de viaje y una comenzamos a ascender después de alcanzar un alto descendimos para conectar con la carretera del río Panj que transcurre durante 1200 km haciendo frontera natural entre Tayikistán y Afganistán. Llegamos a QALAIKHUM tras recorrer una distancia de 450 km en diez horas a las puertas de un hospedaje que se encontraba al pie de un río que bajaba de las montañas con una fuerte corriente de agua que yo salí a escuchar a la terraza mientras comía primero un delicioso plato de sopa y segundo unos pimientos rellenos de arroz con carne. El suelo de mi habitación estaba decorado con alfombras y había una fina colcha con mantas que servía de cama.
QALAIKHUM – KHORUGH
Descanse plácidamente aquella noche y a primera hora de la mañana busqué una salida de QALAIKHUM hacia Khorugh. Se viajaba normalmente en 4×4 ya que no había otro transporte disponible pues las distancias eran largas y las carreteras difíciles cubriendo aquel día 280 kilómetros en ocho horas.
En el camino paramos a comer carne asada y Lakman una sopa de fideos típica de Tayikistán y con un vaso bebí el agua fresca que bajaba de la montaña. El camino que era pedregoso se volvía cada vez más duro y como el asiento trasero donde yo viajaba se encontraba más elevado que el resto los baches me hacían dar con la cabeza en el techo en repetidas ocasiones.
Llegué a Khorugh y recaí en un lugar barato que encontré un poco alejado de la ciudad pero necesitaba información y pensándolo mejor tuve que regresar al centro ya que era preferible estar allí que a las afueras. Al lado mismo del parque central me instalé en una casa situada en el epicentro de la Pamir Highway construida por los soviéticos para facilitar el movimiento de tropas y mercancías. Esta carretera de 1252 kilómetros de largo forma parte de una vía central asiática que une Dusambé la capital de Tayikistán con Osh (Kirguistán).
DESCANSO EN KHORUGH
Sentado en el parque rodeado de verdes álamos y escuchando las voces de los niños jugueteando recordé mi paso por Afganistán donde las personas vivían en un estado de vigilia y el ambiente era siempre agitado. En cambio en Khorugh podía entrar en un sueño lento y profundo visitaba con asiduidad el parque y en el mismo banco me quedaba tranquilamente medio dormido viendo pasar el tiempo. El contraste entre ambos lugares era notable aunque ambos me brindaron lo que necesitaba en el momento oportuno por eso me era imposible olvidar los tesoros que me brindó la gente afgana en medio de la tensión producida por la guerra.
Tras varios días apacibles en la ciudad encontré un puesto de información donde me informaron sobre el camino hacia el corredor de Wakhan pero quedaba demasiado lejos y costoso para aventurarse en solitario. Lo más lógico era esperar unos días para conseguir algún compañero y alquilar una 4×4 con chofer para viajar.
KHORUGH – ISKOSHIM
Decidí lanzarme a la aventura y viaje con una familia en jeep compartido de Khorugh hacia Ishkashim la ciudad fronteriza con Afganistán situada al comienzo del corredor. Tenía el permiso para viajar por el área y tan solo 110 km de distancia me separaban. Abandonamos la carretera principal y seguimos rumbo al sur por un camino estrecho de grava y tierra difícil de recorrer sin un vehículo todoterreno. El río Pang se abría entre piedras y bancos precipitados siempre como línea divisoria corriendo paralela nuestra y al otro lado en territorio Afgano las casas de adobe se levantaban entre pequeños huertos en mitad de la nada.
Finalmente llegando a Ishkashim estaba en la frontera que tantos quebraderos de cabeza me había dado intentando llegar desde el lado afgano. Desde este lado tayiko todo se veía de otra manera ya que no se escuchaba a la gente hablar del peligro y el riesgo que suponía avanzar y aventurarse como sucedía en el lado afgano, además el corredor Wakhan era una zona tan remota y neutral en Afganistán que los talibanes no estaban interesados en ella. Un par de kilómetros me separaban hasta un puente vinculado al límite territorial de ambos países pero entonces no cruzaría la frontera al lado afgano, había tenido suficiente con las peripecias vividas anteriormente así que lo mejor que podía hacer era avanzar y aprovechar el tirón con la familia por la dificultad de encontrar luego otro vehículo.
ISKOSHIM – YANCHUM
Saliendo de Ishkoshim unos kilómetros adelante en Yanchum nos desviamos de la ruta principal al este y empezamos a subir hacia los picos montañosos. En el camino unos kilómetros montaña arriba había una fortaleza en ruinas vestigio de la cultura preislámica donde Llegamos a un parador con un par de casas de hospedaje con las vistas panorámicas de todo el valle Wakhan. Aguas termales brotaban del río escondidas entre las grietas de las montañas y bajaban con su fuerza incontrolable a través de las rocas. Hombres y mujeres esperaban su turno para darse un baño caliente desnudos y por separado.
Pasé la noche allí en el parador junto con la familia y a la mañana siguiente cuando me levanté de mi cama no quedaba ni rastro de ellos ya que se fueron bien temprano de vuelta en su coche cuando desanimado comencé mi descenso. Tenía que caminar ocho kilómetros pero no fue problema porque de repente las respuestas a todas mis preguntas se resolvieron. Como telón de fondo veía la cordillera del Hindu Kush y las montañas con sus picos nevados erguidas como fieras indomables a la sazón del tiempo, con la mirada fija en el corredor mi vista se perdía al horizonte y fue en medio de aquel vasto silencio que pude encontrar un lugar libre de los dramas humanos donde el reposo de las aguas era como la tranquilidad de mi mirada pues me daba la impresión de que todo lo que había vivido hasta ahora me impulsaba a dar las gracias por todo. En soledad recordé las voces de aquellos hombres que me tendieron sus manos mientras veía pasar de vez en cuando a los pastores nómadas que viven pasando de un lado a otro del corredor con sus rebaños. El viento corría libre los rostros no estaban ocultos detrás de un velo y el ambiente de la guerra había retrocedido. Al frente veía un lugar inalterado, ajeno al conflicto y más bello que cualquier metal precioso donde sus fuertes habitantes conviven con las carencias y son hospitalarios y anónimos como desconocidos son en el mundo. Todo me dejó boquiabierto elevando mi conexión con aquellas tierras. La valentía crecía en mi interior y ni mi pierna adolorida fue un impedimento para descender alegre de la montaña mientras contemplaba el corredor Wakhan. Fue cuando de repente me recogió un coche Lada que bajaba con militares y aldeanos para darme cuenta de que aquel lugar que tanto había anhelado conocer ya era apenas un recuerdo que se iba quedando atrás en mi memoria.
LANGAR – ALICHUR
Paseando por Langar una aldea en el distrito de Wakhan de la provincia de Badakhshan me crucé con otro Europeo un Holandés matemático que estaba de vacaciones y viajaba en 4.4 alquilado con chofer al le pedí el favor que me llevara con él hasta atravesando el paso de Khargush hasta llegar Alichur el siguiente pueblo. Saliendo de Langar íbamos ganando altura con el río Pang siempre delimitando la frontera con Afganistán donde los pueblos y casas habían desaparecido de lado a lado de la misma sin ver un atisbo de vida salvo dos ciclo culturistas que se movían por la emoción del pedaleo merced a la fatiga con la misma resistencia de los camellos que bebían agua adaptados aquel desértico Altiplano y a la tundra con una altitud media de 3800 metros rodeado de picos nevados.
Ya había atravesado el paso de Khargush cuando enlace con la ruta del Pamir después de haber dejado atrás el corredor Wakhan siguiendo la ruta internacional en un lugar tan remoto y silencioso que el hecho de encontrarse con otro vehículo era motivo de alegría. Los lagos iban apareciendo según subía o bajaba en aquella carretera erosionada por las inclemencias del tiempo donde el sol calentaba poco de día y se ocultaba rápido con un aire que llegaba frío en la noche bajando rápidamente su temperatura.
Cuando llegue Alichur en el corazón del Pamir me encontré con una calle polvorienta algún que otro restaurante y una tienda de provisiones, allí se dedicaban a la agricultura de subsistencia a criar abundantes rebaños de Jacks, cabras y ovejas que eran guiadas por perros y hombres a caballo, la gente del pamir amable y orgullosa decían no ser Tayikos sino gente del Pamir.
ALICHUR – MURGHAB
En Alichur me dejó el hombre holandés y conocí a dos chicas Alemanas con las que compartí viaje. Una de ellas hablaba Ruso y se podía entender con los Tayikos, llegamos a Murghab en furgoneta y allí fue donde pasamos un par de días de descanso. Murghab la ciudad más alta de Tayikistán y de la ex Unión soviética a 3650 m sobre el nivel del mar se encuentra en el punto donde la carretera del Pamir cruza el río del mismo nombre. Murghab cuya población está cercana a los 8000 habitantes es el principal pueblo de la división administrativa y una parada de descanso a lo largo de la carretera del Pamir.
Murghab está rodeado de amplios valles lleno de cables y postes de la luz, el bazar o mercado son viejos contenedores que hacen de tiendas donde las antenas de televisión sobresalen por encima las casas entre los postes de madera de luz que están todos esparcidos por el paisaje.
La casa donde me hospedé tenía una caldera o sauna típica Rusa de madera con dos tuberías, una de agua fría y otra caliente donde había un caldero para bañarse, y mientras las dos amigas se fueron a dar un paseo yo me quede disfrutando de aquel baño relajante. Mi habitación con murales y alfombras trazaba con sus dibujos la vida del Pamir donde a ras de suelo dormía yo sobre una fina colcha.
MURGHAB – KARAKUL- FRONTERA
De Murghab a Karakul son apenas 140 km donde no hay absolutamente nada salvo silencio, el lago Karakul es un lago endorreico de 25 km de diámetro que se encuentra en una depresión que constituye el cráter de impacto de un meteorito que ocurrió hace cerca 5 millones de años. Una península que se proyecta desde la orilla meridional y una isla en la zona norte dividen sus aguas en dos cuencas. La oriental es poco profunda, de 13 a 19 metros, pero en la occidental el fondo se encuentra a más de 200 metros.
Kyzyl-art pass es el último paso de montaña a 4280 m en la frontera de Tayikistán y Kirguistán donde solo vi unos militares haciendo guardia en 2 viejos contenedores, más allá aún teníamos que recorrer unos 30 km hasta alcanzar la frontera de Kirguistán, cuando el perezoso militar tiró de la cuerda que abrió la valla y nos dejo pasar ya estaba inmerso en otra aventura viajando por un nuevo país por una ruta de montaña accidentada y seca descendiendo el valle de Alay, en Kirguistán hasta alcanzar la ciudad de Osh donde de camino podía ver tumbas antiguas, manantiales, termales, campamentos de yurtas y caballos salvajes junto a los nómadas cuidando de sus rebaños en una de las grandes rutas por carretera de montaña del mundo,