LUCERNA
Cuando salí de la estación de trenes a orilla del lago de los cuatro cantones ya estaba caminando a orillas del río Reuss por el centro del núcleo urbano y me acerqué unos pasos a la entrada de una iglesia que me recordó con su fachada las de Salvador de Bahía en Brasil. Enseguida me di cuenta de esa influencia jesuita al ver el templo de San francisco Javier con sus paredes blancas las columnas de piedra y sus ventanas ovaladas y arqueadas. Destacan las dos torres de la iglesia a los lados coronadas por pequeñas cúpulas verdes en forma de bulbo o cebolla.
VERDES PRADERAS Y MONTAÑAS NEVADAS
En el tiempo que estuve de visita en Suiza mi amigo Topo me mostró otra manera de ver las cosas más allá de lo superficial de la vida material. Su visión era de la misma fragancia con la que respiraba aquel bello país. Topo y yo solíamos salir después del roció en la mañana para buscar rocas y practicar Boulder. El paisaje era de verdes praderas. Por aquellos días de invierno el día llegaba fresco y brillaba el sol sobre un cielo limpio mientras el viento empujaba las nubes sobre las montañas nevadas. Incluso el pasto verde resplandecía tan suave y liso como la piel de un caballo. Las vacas lecheras se veían hermosas sueltas por el campo, negras, marrones y con pintas blancas. Había senderos para caminar salpicados por lagos donde caía el agua de las cascadas. Daba la impresión que allí nadie vivía mal con los graneros y pajares transformados en cabañas de entrada baja el suelo y la cocina de piedra. Las casas alpinas rústicas de madera con dos y tres niveles a todo confort, con su jardín y los balcones de flores.
Lo verdaderamente importante era que de nuevo estábamos juntos. Miré los playeros y los dos teníamos la suela de los zapatos gastada: habíamos caminado mucho para llegar hasta allí. Después le pregunté a mi amigo cuáles eran sus planes futuros, en qué lugar le gustaría vivir. Aunque imaginé que aquella era una estúpida pregunta él contestó con sorna.
—Todo el mundo es una puta mierda o cualquier puta mierda es el mejor lugar del mundo. Los pensamientos colectivos atraen las miradas a lo que dice el mamporrero. Yo solo quiero escalar y pintar donde sea esa es mi religión y filosofía vivir y dejar vivir. Mira las estrellas y piensa: ¿se mueve la tierra o se mueve lo de afuera? Ni puta idea. Somos energía y así nos sentimos pues vibramos mejor o peor. Sólo hay que sentir esto en la parte que sea de este planetaredondotriangular. Siempre hay obstáculos pero si vibras bien donde quiera que te encuentres estarás bien «serás feliz».
UN ABRAZO DE DESPEDIA
Tras haber recorrido Europa entre el límite del frío la soledad y a veces la desolación volvía al simple afecto de sentir el calor del encuentro. Tras un largo viaje de nuevo sentía el afecto de abrazar a un amigo. Había vivido muchas experiencias alegres y trágicas buenas y malas a lo largo de todos aquellos años de travesía, y creo que sino hubiera experimentado todas aquellas emociones no hubiera sido tan conmovedor el reencuentro. Regresaba a lo esencial al punto de partida.