La carretera Panamericana se interrumpe en esta región fronteriza» El Tapón del Darién» una jungla indómita entre el mar pacífico y el caribe que divide a Colombia de Panamá por lo que este salto se suele hacer en avión o por mar. Me informaron de un viaje inaugural terrestre de cuatro días en lancha con tiendas de campaña así que viajé por carretera toda la noche hasta llegar a Turbo en la mañana, un municipio de Colombia localizado al norte del departamento de Antioquia en la zona del Urabá Antioqueño. El municipio está atravesado por el río Atrato rodeado por el mar Caribe. El golfo de Urabá se encuentra dentro del golfo del Darién una pequeña lengua de mar que se extiende al sur en la frontera. Turbo comunica con las demás poblaciones del golfo de Urabá y de la cuenca del Atrato por medio de embarcaciones de menor tamaño.
En La costa del Darién pasé por las poblaciones de Titumate, Trigana, Acandí hasta llegar a Capurganá en una lancha donde realice los trámites de permisos para visitar la comarca de Kuna Yala en Panamá. Luego continué hasta Sapzurro la esquina de Sudamérica en la frontera que es una pequeña población de apenas mil habitantes en el departamento del Chocó donde pasé la noche en una tienda de campaña. Aquella noche dormí rodeado de un sistema montañoso y selva entre animales marinos playas paradisíacas y pueblos aislados de las urbes.
OBALDÍA
Estando ya en aguas panameñas una vez dejé atrás la frontera de Sapzurro llegué a Obaldía un corregimiento de la comarca indígena panameña del Kuna Yala cuyas tierras abarcan aproximadamente 500.000 hectáreas del noroeste al sureste del país desde la punta de San Blas hasta Puerto Obaldía. En Aquellas tierras donde hay además 365 islotes coralinos uno por cada día del año donde habitan los Kuna Yala. Algunas islas solo tenían una o dos palmeras rodeadas de fina arena blanca y muchos veleros atracaban en este paraíso perdido. Tras unas paradas para nadar y hacer esnórquel alrededor de un barco hundido rodeado de peces de colores encendimos una fogata en una de las muchas islas deshabitadas.
COMARCA KUNA YALA
Después de haber recorrido los casi doscientos kilómetros de litoral del caribe panameño y sus áreas marinas de la comarca llegamos a uno de los poblados Kuna. El jefe nos recibió emotivo y nos gritaban los niños graciosos y alegres. Uno de ellos se acercó para enseñarnos la zona central del poblado hacia una cancha de voleibol de asfalto y otra de arena. Más adelante me encontré con la iglesia y la escuela donde varios niños estaban pintando.
El Kuna Elías nos recibió en su casa una gran choza familiar donde dormimos todos juntos en hamacas. Cuando pregunté por el baño comunal me señalaron un estrecho pasillo de madera con estacas sobre el agua y al final llegué a una pequeña casita de madera que solo me tapaba hasta la cintura. Había dos niños sentados a los cuales les pedí permiso para pasar y como me vieron llegar con papel higiénico se echaron a reír. Pasé entre ellos haciendo equilibrio y abrí la puerta que estaba cerrada con una cuerda donde había una tapa blanca de váter sobre un agujero directo al mar. Fue muy interesante hacer mis necesidades mirando un banco de peces de colores que comían lo que defecaba.
Las mujeres del poblado hacían las labores de casa ayudaban a sus maridos en los quehaceres y cuidaban a sus hijos. En sus ratos libres cosían molas o hamacas elaboraban tinajas y jarras. Las tierras son fértiles con árboles cocoteros la pesca abundante rica en mariscos aunque sus mercancías sean vendidas y revendidas por intermediarios.
Sin embargo aquella comunidad no escapaba a las contradicciones de las sociedades modernas pues Inesperadamente el cacique me ofreció esnifar rayas de cocaína. Sin muchos preámbulos acepté su invitación y acepté sin ponerle mucho misterio al asunto. Ambos socializamos y cada tanto esnifamos. Para mí fue un viaje retrospectivo rememorando mi experiencia pasada en la Amazonía con el yagé. El significado profundo del rito había desaparecido: el consumo libre y no ritual con el cacique Kuna sin ningún sentido profundo o mágico pareciera haberme hecho olvidar lo aprendido en el pasado. Mi espíritu limpio regenerado y purificado se fue de mi interior para volver a llenarse de dudas de conflictos conmigo mismo rompiendo así el lazo espiritual que sostenía. Todo lo ganado en mi interior se volvió profano y sin embargo no había de qué arrepentirse simplemente estaba viviendo y aceptando lo que aparecía en mi camino. Si había tenido un momento para lo espiritual entonces atravesaba de nuevo por una experiencia mundana que tenía que vivir. Lo bueno era que el contraste me daba una noción más aguda de las diferencias de lo importante que era aprender a elegir. Fue así como mantuve una tendida charla con el cacique donde incluso solucionamos las pasadas rencillas de la Conquista.
No obstante me di cuenta analizando la situación que si el cacique frecuentemente aspiraba cocaína muchos indígenas también lo hacían cosa que explicaba la alta exposición de esta cultura a economías ilegales. Esa era la realidad y la pude ver cara cara sin prejuicios tal como se me presentaba.