En el barrio de Thamel donde me hospedé hay tantos carteles de publicidad juntos que sus calles parecen un periódico abierto. Western unión, casas de cambio, agencias de viajes que proponen expediciones y circuitos de senderismo, tiendas de imitación de ropa de la marca North Face, de dentistas que venden dentaduras postizas y clínicas odontológicas anunciando ortodoncias que bien se pueden confundir con una barbería.
Katmandú llena de turistas es una ciudad insustituible a los pies de los himalayas que vive muy cerca de sus deidades y ritos. Me fijo en la cantidad de mochileros europeos que entran en las panaderías a comprar una barra de pan, a la salida hay un vendedor con una especie de palo en forma de palma de donde sobresalen cantidad de flautas que lleva insertas en una especie de pinchos de madera.
Katmandú es una ciudad vibrante y culturalmente rica ubicada en el valle de Katmandú, en la parte central de Nepal. La Plaza Durbar de Katmandú es un complejo palaciego histórico con numerosos templos, estatuas y patios. Ha sido Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1979 y es un importante centro cultural e histórico.