Al día siguiente rumbo a la capital la distancia que teníamos desde Guadalajara era de setecientos kilómetros. Los días se hacían cortos y yo disfrutaba la compañía de mi amigo como si el tiempo se fuera a terminar aquel mismo día. La aventura compartida se acercaba a su fin pues Topo tenía que regresar de sus vacaciones. Llegamos a México D.F de madrugada donde una enorme bandera se alza en lo más alto de la plaza central del Distrito Federal. Presenciamos un espectáculo de bailes y ceremonias pues la muerte toma un sentido religioso y festivo para los mexicanos que realizaban ofrendas con altares llenos de símbolos por las calles. Era el día en que los muertos regresaban.
Visitamos el museo de antropología de México considerado uno de los mejores del Mundo y el museo de Frida kahlo. En medio de todo eso nosotros paseábamos por una de las ciudades más pobladas del mundo uniendo más nuestros lazos de amistad para decidnos un hasta pronto y no un hasta luego.