Viajamos en autobús por un duro camino entre puertos de montaña, profundos valles y abruptas laderas. Así llegamos a Phonsavan, la capital de la provincia de Xieng Khouang, trescientos kilómetros al norte de Vientián, un área donde hay montones de vasijas gigantes, esparcidas, que datan de 1500 a 2000 años de antigüedad. Las zonas estaban razonablemente limpias de bombas, sin embargo, se aconsejaba no salirse de los senderos señalados. La llanura de las jarras era uno de los lugares arqueológicos más peligrosos del mundo, pues aún estaba plagada de tralla metálica y bombas sin explotar.
LA GUERRA SECRETA DE LAOS
Podíamos ver grandes socavones en la tierra y cráteres gigantes. Esto debido a que entre 1964 a 1973 tuvo lugar en Laos una guerra secreta de Estados Unidos, dirigida por la CIA, que rompió los acuerdos de paz con este país, mientras el mundo se centraba en la guerra de Vietnam. Se trató de una lucha devastadora por el dominio de un punto estratégico, que servía como ruta de abastecimiento del ejército norvietnamita en Vietnam del sur, la célebre ruta Ho Chi Minh, que entraba por Laos. Se lanzaron sobre Laos más de dos millones de toneladas de bombas. Aquel suceso convirtió a Laos en la nación más bombardeada de la historia, hasta hoy. Pero miles de estas bombas jamás estallaron y, a pesar de los esfuerzos de las Naciones Unidas y del MAG para limpiar la zona, desde mediados de la década de los setenta, más de 12000 personas han sido, y continúan siendo, víctimas de explosiones.
Hoy, para los campesinos y niños de estas tierras convivir con bombas forma parte del paisaje. En las escuelas, debajo de sus casas, en los caminos, en el campo, todavía anda la gente con el miedo a pisar una mina o a encontrar una bomba. Algunos niños desentierran estos artefactos y los venden como chatarra, pues esto se recicla y se vuelve una atracción turística más, una forma de olvidar el pasado y mirar hacia el futuro. Además, a estas bombas se les ha encontrado alguna utilidad cotidiana, como vallado para cerrar las aldeas, macetas para las plantas, palomares, adorno de las casas, de la recepción de los hoteles y de las entradas de los restaurantes. Todo estaba decorado con bombas en la ciudad de Phonsavan.