Mi idea era ir en ferry desde la isla de Penang ( Malasia ) a la ciudad de Medan ( Indonesia ) pero la ruta ha sido cancelada, el cambio me obligo a comprar uno de esos vuelos baratos que ahi por el sudeste asiático, la agencia de Air Asia estaba a la vuelta de la esquina donde me hospedaba y por apenas 40 euros ya tenia mi vuelo hacia Indonesia, en una hora de vuelo ya estaba en otro país.
Cuando aterrice y salí del aeropuerto un motorista me acerco a la Estación de Amplas, la terminal de autobuses donde tenia la dirección de mi guest house .
Era una guesthouse al lado de la terminal de autobuses donde pensé que estaría cómodamente alojado aquel día que solo quería descansar, eso es lo que pretendí a mi llegada a Indonesia. La estación era la típica estación a las afueras en medio del insoportable tráfico y el enfermizo calor de estas ciudades, era horroroso puesto que no veía un edificio decente y me ví inmerso en un laberinto sin salida. Cuando el dueño de la Guesthouse me abrió la puerta que estaba cerrada con cadenas, subí las escaleras y en el segundo piso me encontré con una improvisada iglesia donde había un altar y bancos de madera para rezar. Al subir al tercer piso localice mi alojamiento que constaba de 3 colchones o camas tiradas en el suelo y una última que estaba separada con una cortina. No tenia que moverme mucho si quería acudir a misa, el precio era 50.000 rupias, 5 euros lo más barato que podía encontrar. El lugar ni lo recuerdo.
La ciudad no había mejorado nada pues percibí más pobreza en comparación con las vacaciones que había pasado en Singapur y Kuala Lumpur. Mi nuevo hotel era todavía peor que la guesthouse de la estación y encima valía el doble por estar en el centro la ciudad. Tuve que pagar 10 euros para dormir vestido y rodeado de cucarachas gigantes, sin ventilador y con un calor asfixiante. Las paredes de la habitación eran negras y la ducha ni tenia agua, la zona a la que había llegado era de muy bajo perfil, rodeado de hoteles mugrientos y prostitutas. Pegajoso sin ducharme, y más rabioso que un perro no sabía donde meterme hasta que caminando encontré un Carrefour donde pasé toda la tarde, después regrese a mi hotel para recoger el equipaje y viajar en la noche. Medan no era la ciudad que me esperaba.