Al día siguiente, preguntando por información me puse al día. Tenía que llegar a la regencia de Ende, desde donde salía el ferri a Kupang, la capital de Nusa Tengara Oriental, localizado en Timor occidental, para seguir avanzando en mi propósito de dejar el país. Aquel día la fortuna estuvo de mi lado. En el pueblo me llevé una gran sorpresa cuando me encontré a Marga, Sergi, Patry y Lee. Entonces decidimos formar un grupo para viajar juntos y negociamos un chofer privado que nos llevó a recorrer la isla de flores. Marga y Sergi se preocupaban en planificar el día, organizaban bien la ruta para que no tuviéramos ningún problema.
Nuestra primera parada fue en Ruteng y luego nos dirigimos hacia la costa norte. Por suerte viajaba acompañado, pues era difícil manejarse en solitario y, además, salía caro, en aquella isla había poco turismo y las distancias eran grandes. En Riung, un pequeño pueblo de pescadores, con dos hospedajes y poco más, descansamos unos días.
Patry, Lee y Yo, dormíamos juntos como podíamos, compartiendo la habitación para abaratar los costes. Estos chicos se habían lanzado a recorrer mundo con tan solo dieciocho años, en un viaje desde la ciudad de Yakarta a la isla de Flores, sacrificando sus vacaciones de lujo en Bali, para buscar la aventura en aquellos lugares que no suenan bonitos ni salen en las guías; conocer el país, sus gentes, su cultura… Y también porque tenían la certeza de que viajar era una forma de desenredar la vida.