Bodh Gaya
Bodh Gaya es un lugar sagrado del Budismo en India, 2600 años atrás el príncipe Siddhartha se convirtió en Buda debajo la sombra de un árbol Bodi donde alcanzó la iluminación. Esta ciudad Budista es un pequeño lugar que se recorre caminando. En determinados meses los peregrinos, monjes y estudiantes llegan a este lugar sagrado para conocer el árbol donde Siddhartha consiguió la iluminación. En Diciembre es el mismo Dalai Lama quien llega para dar charlas y enseñanzas. Es muy llamativo el caminar por sus calles y el poder ver templos Budistas de todos los países cada cual con su bandera a la entrada. Del Bután, Japón, Tailandia, Vietnam, Myanmar, Nepal.
El templo de Mahabodhi en el corazón de Boad Gaya, el lugar donde se encuentra el árbol milenario que da serenidad y paz a quien lo contemple y se sienta cerca del. El mismo árbol donde Siddhartha tras varios días de meditación obtuvo la iluminación, esté está rodeado de jardines y Stupas de todos los tamaños y alturas. Si lo visIta uno al atardecer cuando el sol ya ha dejado de castigar será mejor aún. Podrá sentir esa energía mientras miraba a los monjes meditar en cada esquina y rincón del templo, en cada árbol. En mi visita caminé por el templo girando ruedas de la oración, me senté a descansar e intenté meditar en el mismo árbol donde se sentó Buda rodeado de banderas de colores tibetanas. Muchos monjes lo hacen dentro de una especie de tienda de campaña con mosquitera o en colchonetas, y así se pueden ver durante horas meditando, en un estado de paz y una quietud que todo lo invade.
Varanasi
Mi tren no se había detenido en Varanasi como pensaba sino en Mughalsarai 10km antes, atravesé el puente del Ganges con dirección a Godolia, la calle principal, lo que sería un punto de partida hacia las intrincadas calles de Varanasi. Una tarde por el Ganges pude ver como el sol refulgía por el medio del río hacía las paredes de los viejos templos, pues es esta una de las ciudades más antiguas del mundo. El río Ganges devora cuerpos, la vida y la muerte en Benarés. El Ganges lo es todo, la ciudad se extiende sobre su ribera oculta entre callejones, y a sus pies las escalinatas e infinidad de Ghats donde la vida y la muerte se juntan con un sentido religioso. Varanasi es la ciudad sagrada de la India, y al amanecer cuando los Ghats están envueltos de aura nebulosa despierta sórdida ella esperando la multitud, en la ceremonia de la puja donde Devotos Hindús purifican su cuerpo y el alma, donde se sumergen varias veces en el agua para la oración, bañándose en uno de los ríos más contaminados del mundo para así liberar sus pecados. La gente no solo se purifica, lava y tiende la ropa, se asea los dientes e incluso bebe agua sagrada, que también se llevan en vasijas de barro. El Ganges se presenta como el ciclo de la vida y la muerte, porque la muerte toma tanto importancia como la vida. Y se me hace imposible creer todo lo que veo «Abluciones a la orilla del río». Veo un humo que se eleva en los Chats crematorios, y me siento a observar en un banco que está caliente por las cenizas cuando un hombre se me acerca pidiendo comisión por ver a su familia incinerada. Veo a una niña cogiendo la mano a un difunto mientras se come una bolsa de patatitas, a los cuervos volando alrededor, a niños jugando al Cricket en las escalinatas, entre las vacas y los templos, por el medio de los vivos y los muertos, veo a los perros ladrando y a los gatos maullando, y sigo observando como corren tras la pelota que se pierde entre la bruma, y veo también muchas cometas en el cielo de Benarés. «La india que tanto puedes odiar y amar».
Se preparan las piras, piras de madera donde depositan y queman los cuerpos envueltos en sábanas blancas, sobre sus cuerpos llevan grinaldas y flores blancas de gardenia. También observó un cadáver con su rostro y los pies al descubierto, que lo llevan atado con cuerdas en una cama de bambú hacia el río, para ser sumergido en el agua, recitar el mantra de purificación y ser incinerado después. Y hay personas rebuscando en el fondo del río con una cuerda y un imán para detectar cualquier objeto joya o metal del ya difunto hombre. Todo eso acontece ante mis ojos distraídos, a orillas del Ganges. Algunos no tienen ni para leña por eso muchos miembros quedan no consumidos o son arrojados al río sin ser previamente incinerado. El alma ya se ha desprendido del cuerpo.
Según el Hinduismo ya han sido liberados, elegidos por Brahma, los Brahmanes, mujeres embarazadas, niños menores 12 años y los muertos por picadura de serpiente, así es común ver flotar por el río algún cadáver. En la religión Brahmánica la reencarnación existe en un ciclo sin fin llamado la rueda del Samsara, un nacer y renacer marcado por las buenas y malas acciones, si tus actos han sido negativos te reencarnas en cuerpos inferiores como animales o insectos, en una vida desgraciada pagando los malos actos de vidas anteriores. Acciones buenas y malas, eso es el peso del Karma que marca el ciclo de reencarnación, y solo los que alcanzan la liberación o unión con el estado de conciencia más alto «Nirvana», limpian su karma y se liberan de la rueda del Samsara, para salir del universo material y unirse con la luz divina de Brahma, el alma universal, convirtiéndose de ese modo en parte de ella, de un todo.