Cuando me detuve a pagar la entrada al Parque Nacional Tikal atravesé una carretera recta hacia el corazón de la jungla durante varios kilómetros. Mi mirada se paralizó transportándome en el tiempo pues me aventure dentro de uno de los mayores tesoros arqueológicos de la humanidad: una selva misteriosa ubicada en la región del Petén donde se esconden los vestigios más importantes de la antigua civilización Maya.
Aunque su construcción se remonta al siglo IV a. de C su máximo esplendor arquitectónico data del 200 hasta 900 d. C. Innumerables edificaciones se encuentran aún enterradas. En sus años de máximo esplendor llegó a tener entre 100.000 y 150.000 habitantes .
La ciudad de TIKAL ( lugar de las voces ) situada en la región del Petén está rodeada de templos en perfecta conservación de hasta 60 metros de altura destacando el Templo del Gran Jaguar, Serpiente dos Cabezas, Acrópolis Norte y Central.
Subí al templo más alto y mientras mi vista se perdía en la jungla pude comprender por qué sus gobernantes se sintieron los reyes del mundo «Frente a sus ojos estaba el universo entero».