Decidí explorar otra de estas islas lejanas para eso tuve que trasladarme unas 2 horas y media hasta la localidad de Jacna donde esta el muelle para poder llegar a Camaguin.
Por el mar de Bohol, llegué a Camiguín, ahí me hospedé en la capital de la provincia, Manbajao. Recorrí la isla en una moto, lo que me daba una sensación profunda de libertad y felicidad.
Gritaba de la alegría por aquellos parajes solitarios en lo que nadie me escuchaba. De vez en cuando encontraba un puestecito con botellas de cristal rellenas de combustible para llenar el depósito de gasolina. La abrupta geografía me transportaba en el tiempo. Era una aventura recorrer una isla rodeada de volcanes, aguas termales, piscinas naturales y cataratas. Me sentía afortunado por haber llegado hasta allí. Desde lo alto de la colina me detuve a contemplar el océano azul, que contrastaba con una llamativa formación de arena blanca con forma de medialuna.
Era una isla, me quedé boquiabierto viéndola desde el mirador y no pude resistir la tentación de conocerla. Al día siguiente, alquilé un bote para mí solo. Podía ver carteles anunciando evacuación por tsunami, pero no me importó. Disfruté durante un par de horas como un niño, solo, en medio de aquel océano rodeado de fina arena blanca. Luego pasaron a recogerme y regresé a la ciudad donde estaba hospedado. Intercambié unos e-mails con Babajicarlos y acordamos un encuentro.