Iba yo caminando por los pasillos de los Museos del Vaticano observando en sus bóvedas las Estancias de Rafael y los fresnos de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Lo que son una estancia individualizada de naturaleza divina llamados genios según la mitología Romana.
A la salida me detuve en una de las tiendas souvenirs me acorde de mi madre, ella me pidió un rosario. Sabía que el nuevo Papa era argentino pero no recordaba su nombre. Había una a amplia gama de rosarios con todos sus papas y épocas, señalé a uno preguntando si aquel era el papa actual. Cuando me confirmaron que en efecto era él » Don Francisco» compre uno para mi madre y otro para mi abuela. Acto seguido los guarde en el bolso y continúe el recorrido por los pasillos interiores hacia la Basílica de San Pedro. Cuando entre por la puerta y vi la magnitud de sus dimensiones me quede petrificado, demostraba poder, ostentosidad. Adentro en su interior podía maniobrar hasta un camión con remolque. A la salida de la misma me encontré a sus pies la Plaza de San Pedro. Desde afuera a cielo abierto la cúpula de la iglesia realzaba esplendorosa sobre el cielo de Roma. Allí había terminado mi Tour en la eterna ciudad sagrada del catolicismo.