Tíbet se ubica en el centro de Asia, con un área de 2.5 millones de kilómetros cuadrados. Las montañas más altas de la tierra, una vasta meseta árida y grandes valles fluviales componen la patria física de 6 millones de tibetanos. Tíbet está compuesto de tres provincias: la provincia de Ambdo (ahora dividida por China en las provincias de Quinghai, Gansu y Sichuan), la provincia de Kham (incorporada en su mayoría a las provincias chinas de Sichuan, Yunnan y Quinghai) y la provincia de Tsang U (que junto con Kham occidental, son la lo que China se refiere actualmente como la Región Autónoma del Tíbet).
La Región Autónoma del Tíbet (TAR), que comprende menos de la mitad del Tíbet histórico, fue creada por China en 1965, por razones administrativas. Es importante notar que cuando los funcionarios y las publicaciones chinas utilizan el término «Tíbet» se refieren a TAR y no al Tíbet histórico: Los tibetanos utilizan el término Tíbet para indicar las tres provincias arriba descritas; es decir; el área tradicionalmente conocida como Tíbet; antes de la invasión de 1949-50. A pesar de los más de 40 años de ocupación china, los tibetanos se niegan a ser conquistados y subyugados por China, siguen practicando la resistencia pacífica y no-violenta. Hoy, la población china sobrepasa a la tibetana en su propia patria.
El Gobierno Tibetano en el exilio, liderado por Su Santidad el Dalai Lama, jefe del Estado y líder espiritual en exilio de Tíbet, ha sostenido permanentemente que Tíbet ha estado bajo ocupación ilegal desde que China invadió el estado independiente en 1949-50. La República Popular China ( RPC), insiste en que su relación con Tíbet es meramente un asunto interno, pues Tíbet es y ha sido parte integral de China durante siglos.
El tema de la situación de Tíbet es esencialmente legal, si bien de inmediata relevancia política. Desde un punto de vista de Derecho Internacional Tíbet no ha perdido hasta hoy su calidad de estado. Los hechos recientes en Tíbet han intensificado la disputa sobre su situación legal, la RPC reclama que Tíbet es parte integral de China. El Gobierno Tibetano en exilio sostiene que Tíbet es un estado independiente bajo ocupación ilegal. Tíbet es gobernado estrictamente por el Partido Comunista Chino, con el apoyo activo de los militares. El Partido gobierna a través de oficinas en cada provincia, región y prefectura autónomas. Sólo en Lhasa hay más de 60 departamentos y comités cuya mayoría está conectada directamente a las oficinas de Beijín. De esta manera, Tíbet es «autónomo» sólo de palabra; en realidad, la Región Autónoma de Tíbet tiene menos autonomía que el resto de provincias chinas, China mantiene un ejército de ocupación en Tíbet.