Mobile Menu

  • Sobre mí
    • Quién Soy
    • Prensa, Radio y Televisión
  • Otros Viajes
    • Mis primeros pasos
    • De vuelta al continente Americano
  • Vuelta al Mundo
    • América
    • Oceanía
    • Asia
    • África
    • Europa
  • Galerias
    • Galeria Africa
    • Galeria America
    • Galeria Asia
    • Galeria Europa
    • Galeria Oceania
    • Galeria propia
  • Contacto
  • Buscar
  • Correo electrónico
  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • YouTube
  • Menu
  • Skip to right header navigation
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral principal
  • Saltar al pie de página

Before Header

  • Facebook

Litos Asturias

Viajes por el mundo

  • Sobre mí
    • Quién Soy
    • Prensa, Radio y Televisión
  • Otros Viajes
    • Mis primeros pasos
    • De vuelta al continente Americano
  • Vuelta al Mundo
    • América
    • Oceanía
    • Asia
    • África
    • Europa
  • Galerias
    • Galeria Africa
    • Galeria America
    • Galeria Asia
    • Galeria Europa
    • Galeria Oceania
    • Galeria propia
  • Contacto
  • Buscar
Usted está aquí: Inicio / Vuelta al Mundo 2009-2016 / Asia / Hong kong

Hong kong

23 de noviembre de 2013 //  by PlanB//  Dejar un comentario

Duré realmente poco en Shanghái. Debía renovar otra vez mi visa, aunque esta vez sí conseguí tomar un tren hacia Hong Kong. Después de un viaje que duró toda la noche me adentré en la garganta del dragón. Era imposible no exaltarse en medio de tanto movimiento. Quedé en shock cuando miré de arriba a abajo la algarabía de rótulos publicitarios. Pronto tuve que pensar en buscar un alojamiento y solo conocía dos posibilidades que se acomodaban a mi reducido bolsillo: los emblemáticos Chungking Mansions y Mirador Mansions, edificios elegidos por el gobierno para acoger a todos los inmigrantes de la India, Pakistán, África, América Latina, Nepal, Bangladesh, etcétera. Así que me hospedé en Chungking Mansions, lo cual se convirtió en toda una experiencia.

El edificio era de dieciséis pisos y estaba dividido en cinco bloques. Esperar la cola para subir a un elevador resultaba una odisea. Al abrirse las puertas se desataba una avalancha, y si uno no alcanzaba a entrar a los empujones, había que esperar. La alarma saltaba por exceso de peso y entonces se empujaban unos a otros hasta que dejaba de sonar. Todo el mundo pisaba al otro y uno se acostumbraba a los embotellamientos y tropeles. Ceder el paso constituía una misión imposible en la ciudad más densamente poblada del mundo.

Dentro del edificio había oficinas de cambio, pequeños restaurantes indios, pakistanís, africanos. Rebosaba de tiendas textiles, de ropa, de electrónica. Este inmueble constituía la vida social y cultural de los inmigrantes en Hong Kong. El restaurante indio, donde comía, más tarde se transformaba en una tienda de móviles; el dependiente que me daba un vaso de agua, después me vendía ropa. Vivir allí era todo un espectáculo y yo jugaba mi papel. Me acostumbré a la comida y a mis nuevos vecinos.

Vivíamos hacinados. Mi pequeñísima habitación medía apenas cinco metros cuadrados, tenía ocho camas y apenas medio metro de pasillo. Tenía un compañero indio con un turbante a quien a menudo le visitaba una chica filipina. En aquel cuarto reducido nos habría paso como podíamos, no se sabía quién entraba o salía porque cada día todo cambiaba y la gente era nueva.

Un mochilero mexicano, llamado Simón, llegó y nos hicimos amigos. Había llegado allí por la misma razón que yo: era lo más barato. Estudiaba Leyes y volvería a México para su graduación. Simón había salido a conquistar el continente asiático porque había escogido la carrera de abogado solo para contentar a sus padres. Sabía bien lo que le esperaba en México: un puesto de trabajo en el Estado, una gran camioneta, vestir traje de etiqueta, acoplarse al sistema. Sin embargo, él deseaba todo lo contrario y por eso había volado hasta Asia, para cumplir sus sueños. Conquistar China no resultaba una tarea fácil, pero Simón no se rendía.

En mis días por Hong kong conocí otro viajero español, un artista que dibujaba caricaturas, yo le acompañaba a una de las calles principales donde trabaja y me sentaba detrás para admirar su arte, así hice un amigo por las calles de Hong Kong .

En Hong Kong podía ver colas de gente esperando para entrar en la tienda de Chanel, regulando su entrada había un guardia, y era común encontrarse tiendas de Rolex en pocos metros de distancia, y todas llenas de gente adentro que sentados en los mostradores compraban relojes. Eran coches de marca Ferrari, Rolls Royce los que se podían ver uno tras otro, por las calles continuamente.

Categoría: Asia, Vuelta al Mundo 2009-2016Etiqueta: Hong Kong

Entradas relacionadas

Quizás te interese las siguientes entradas.

Suiza

Dinamarca

Noruega

Suecia

Finlandia

Letonia

Estonia

Lituania

Polonia

Ucrania

Alemania

Republica Dominicana

Entrada anterior: « Macao – Las Vegas de Asia
Siguiente entrada: China – Fenghuangn y La aldea de Dehang »

Interacciones con los lectores

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Barra lateral principal

Países

Argentina Australia Belice Bolivia Brasil Camboya Chile China Colombia Corea del Sur Costa Rica Ecuador EEUU El Salvador Emiratos Árabes Etiopía Filipinas Guatemala Honduras India Indonesia Irán Israel Japón Kazajistán Laos Malasia Mongolia Myanmar México Nepal Nicaragua Nueva Zelanda Omán Palestina Panamá Paraguay Perú Singapur Tailandia Tibet Timor Uruguay Venezuela Vietnam

Viajes

De vuelta al continente Americano

Mis primeros pasos

Vuelta al Mundo 2009-2016

Footer

Site Footer

  • Facebook
  • Aviso legal
  • Política de privacidad
  • Política de cookies

Copyright © 2025 · Litos Asturias

Utilizamos cookies propias y de terceros para darte la mejor experiencia en nuestra web.

Puedes cambiar la configuración u obtener mas información aqui

Litos Asturias
Powered by  GDPR Cookie Compliance
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Cookies estrictamente necesarias

Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.

Si desactivas esta cookie no podremos guardar tus preferencias. Esto significa que cada vez que visites esta web tendrás que activar o desactivar las cookies de nuevo.

Cookies de terceros

Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.

Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.

¡Por favor, activa primero las cookies estrictamente necesarias para que podamos guardar tus preferencias!