SOFIA
El invierno volvía con intensidad. Las calles estaban cubiertas de nieve según se cruzaba la gente por el medio y los bloques de edificios iban apareciendo. Necesitaba llegar y descansar, dormir en una cama en vez de un tren. Cuando llegué al hostel que estaba bien situado en una zona tranquila del boulevard Makedonia en el mismo centro próximo a las principales carreteras las estaciones y el transporte público me alegré. Entonces me encontré rodeado de mochileros que estaban jugando al billar haciendo su comida en la cocina y sentados por los taburetes en la sala de estar.
Al llegar comencé a sentir dolor en la pierna por el cambio de clima y me aborrecía moverme, apenas salía a comer poco más. El frío era siempre mi debilidad mi peor enemigo. A pesar de todo me gustaba recorrer la ciudad subido en antiquísimos tranvías de trocha que pasaban por diferentes líneas urbanas.
Al lado mío un hombre agarraba con su mano dos garrafas vacías de cinco litros que se bajó a llenarlas en una fuente pública en la que se veía a las personas beber de los diferentes caños y recoger de varios manantiales el agua mineral. En el tranvía sobre la marcha me crucé con museos palacios una mezquita sinagogas y varias iglesias.
SAN ALEJANDRO NEVSKY- PLAZA INDEPENDENCIA
Destacaba la catedral ortodoxa de San Alejandro Nevsky con sus cúpulas verdes y en oro. Cuando la ventisca remitía me bajaba y subía del tranvía. Caminando en dirección al largo o plaza independencia pronto me llamó la atención un mega complejo de tres enormes edificios, en el centro en diagonal como un trapecio estaba la casa del partido, lo que era la antigua sede del partido comunista búlgaro cuando fue una república socialista (durante más de cuarenta años aliada de la unión soviética durante la guerra fría). Una bandera tricolor búlgara coronaba su gran aguja donde antes ocupaba lugar la estrella roja como símbolo de poder, y a los lados los otros dos edificios de grandes alturas. Eran edificios de seis pisos con largas fachadas de granito gris. Su estilo neoclásico estalinista de líneas sobrias y rectas con hercúleas columnas.
EN TRANVIA
Conforme nos íbamos alejando más a la periferia crecía el deterioro de las vías y aceras en barrios con los bloques de apartamentos todos iguales de fachadas viejas y desaliñadas. Simples ladrillos de mampostería en donde vive la gente obrera con menos recursos que iban y venían de sus trabajos. Otros con menor suerte pedían limosna sentándose en las aceras, charlaban y también tiraban de carros llenos de cartones y chatarra.
CALLE VITHOSHA
De vuelta al hostel conocí un español tocayo mío licenciado en ingeniería de diseño mecánico que también era músico en una orquesta. Me contaba las ganas que tenía de salir a recorrer el mundo y su pasión por la fotografía. Al día siguiente cuando lo encontré nos fuimos a dar un paseo juntos a la altura de la calle Vithosha lo que era un eje comercial con anchas y animadas aceras rodeado de tiendas, bares, puestos de flores y casas de cambio.