Dicen que no hay fiesta callejera más grande en la tierra, además no iría solo pues mi tía Maria José vendría desde España para unirse a la festividad. El reloj marcaba las horas.
De pronto allí estaba esperándola yo en el aeropuerto y entre tanto bullicio ella apareció con una pequeña maleta y un vestido corto floreado. Aquel mismo día nos trasladamos en taxi a nuestro apartamento en Porto De Barra para descansar y prepararse para lo que se avecinaba.
Fue al día siguiente que nos encontramos en un punto de la calle con Adriana la chica que nos alquiló el apartamento para que nos consiguiera una Abadá, la camiseta que da acceso para desfilar acompañando los tríos eléctricos y una entrada para algún camarote privado.
¿A qué artista queréis acompañar? –Preguntó el hombre
Carlinhos Brown, Ivette Sangalo, Claudia Leitte- Cualquiera de ellos le contesté yo.
En este momento no tengo esas camisetas que os parece Daniela Mercury.
Me encanta le dijo Mariajosé aquel hombre que llevaba puesta una camiseta de tirantes sin mangas y se limpiaba el sudor de la frente. Son 1500 reales.
Dejémoslo en 1000. Le dije yo.
Ok por las dos camisetas puede ser.
¿Y Cuánto nos va a cobrar por la entrada?
Treinta mil reales por cada una en el camarote Salvador. Ese es el precio.
300 Euros al cambio estas de broma. Dije de nuevo asombrado.
Las cosas son como son y cualquier turista me lo va pagar, además no puedo perder más tiempo con ustedes decídanse rápido.
¿Para qué pagar tanto yo prefiero la calle y gratis? – Seiscientos euros más por los dos es una locura le dije a mi tía Mariajosé. Vayámonos de aquí.
Ya estás tú como siempre que yo no vengo de mochilera. Alrededor nuestra hay muchísima gente y todo el mundo está eufórico. No quiero líos por favor hagamos rápida la compra.
No te enfades Carlos vais a uno de los camarotes más exclusivos donde acuden las celebridades. Los precios se ponen por las nubes en carnaval suben y bajan como la bolsa. De verdad mañana pagaréis el doble seguro y es un precio razonable. Dijo Adriana.
No puede ser es mucho dinero. Replique de nuevo.
Qué importa si me he ganado mis vacaciones trabajando todo el año salto a decir Mariajosé. Es un sueño que los dos vamos hacer realidad. Ya está cerremos el paquete y no se hable más porque me estoy poniendo nerviosa negociando aquí en el medio de la calle.
Trato cerrado disfruten el carnaval. Dijo el hombre.
Con la Abada y la entrada comprada regresamos a casa.