El aspecto de Nick era el de un chico de Texas muy cercano a la vida de las praderas de los grandes llanos. Las primeras veces que armé mi tienda me ayudaba porque tenía la habilidad de armarla en menos de diez segundos cosa que fui practicando con el tiempo. Cuando acampábamos cerca de algún árbol Nick sacaba de la funda de cuero su ligero cuchillo de Texas Bowie cogiéndolo por la empuñadura de madera y se posicionaba contando diez pasos hacia atrás para después afinar la puntería con un ojo cerrado y el brazo totalmente estirado y acto seguido lo lanzaba clavando su afilada cuchilla con precisión en el árbol como si se tratara de una ruleta de circo.