Desde Portobelo tomé como transporte hasta Ciudad de Panamá un curioso autobús típico. Un espejo ocupaba la mitad frontal del bus y quedaba solo un huequito para el conductor a la altura de la cabeza. Su decoración era estilo guateque con luces bocinas y sonidos le daban vida a esa discoteca andante. Estaba llegando a la moderna Ciudad de Panamá habiendo dejado un entorno cercano a la naturaleza para adentrarse en una gran ciudad llena ésta de rascacielos cosa que se hizo sentir de una forma abrupta aunque ya estaba acostumbrado a cambios de ese tipo.
El casco antiguo tenía una bonita zona de arquitectura colonial y fue allí donde conocí a Manuel un hombre de alrededor de cincuenta años que me invitó a cenar con otros miembros de Couch Surfing. Manuel había quedado con Mario un chico de la comunidad que trabajaba en el canal de Panamá que se ofreció de guía para enseñarnos la ciudad. Al día siguiente nos mostró la cara oculta de Panamá y nos llevó a conocer el lugar donde había nacido en uno de los barrios más difíciles de la ciudad. En Chorrillo, Santa Ana, San Miguelito y Curundú los niños juegan con pistolas en vez de balones. La pobreza el peligro y la delincuencia estaban a la orden del día. Teníamos que vigilar bien las puertas.
—Hay que tener mucho cuidado porque es peligroso incluso para mí —dijo Mario mientras conducía.
Una voz salió de la parte trasera del coche. Era Manuel dirigiéndose a su amigo:
—Tengo mujer e hijos esperándome de vuelta a casa. ¡Ya está bien, ya es suficiente! ¡No quiero correr riesgos! ¡Vamos de vuelta por favor!
Manuel pensaba que lo mejor era no correr riesgos. Sin embargo al rato nos vimos rodeados por personas que se acercaban de malas maneras al coche con intención de abrir la puerta y atracarnos. Asustados salimos de allí tan rápido como pudimos.
BOQUETE
Después de pasar unos días en Ciudad de Panamá continué mi ruta hacia Boquete. Viajé de noche en bus para despertar en una pequeña ciudad sobre el río Caldera, en el oeste de Panamá. Rodeado de bosques plantaciones de café y fincas cafeteras Boquete en las tierras altas Chiricanas me ofreció tranquilidad un clima agradable y fresco bonitos paisajes y descanso.
En mis caminatas podía ver las buenas vistas panorámicas del valle entre senderos arroyos cascadas bosques y montañas. El parque nacional del volcán Barú y el sendero los Quetzales en el cual se puede observar el Quetzal ofrecen al visitante amplias alternativas para hacer Trekking.
Jugar billar era el entretenimiento principal. Mirando aquel verde tapete en el tablero mientras calculaba el tiro con la bola blanca pensé que mi vida parecía una carambola a tres bandas siempre de un lado a otro conectando fronteras. Lo importante era el conocimiento adquirido la gratitud hacia las personas que había conocido en el camino. Eso era suficiente para estar alegre con lo que había recibido y recibía constantemente.